“Me sentí mucho mejor. Siempre me sucedía
después. Matar me hace sentir bien. Desata los nudos de los oscuros meandros
del querido Dexter. Es como una dulce liberación, un escape necesario de todas
las pequeñas válvulas hidráulicas que hay dentro. Me gusta mi trabajo. Lamento
que esto pueda molestarles. Lo lamento mucho, de verdad. Pero así es. Y no se
trata de matar de cualquier manera, no. Tiene que hacerse en el momento
adecuado, del modo adecuado y con el compañero adecuado: complejo, pero
imprescindible.
Y siempre resulta un poco agotador. Estaba
cansado, pero la tensión de la semana anterior había desaparecido: la fría voz
del Oscuro Pasajero se había callado, y podía volver a ser yo mismo. Dexter el
raro, el curioso, feliz y afortunado, muerto por dentro. Ya no era Dexter el
del cuchillo, Dexter el Vengador. No, hasta la próxima.”
Capítulo 2. Dexter, el oscuro pasajero
Michael C. Hall, actor que interpreta a Dexter |
Tuve la brillante idea de regalar este libro por el día de Sant
Jordi y gustó. Gustó mucho, tanto que no pude evitar echarle un ojo, a
ver qué tal. El resultado fue que me enganché de tal manera que me ha costado
menos de una semana leerlo.
Quizás sea porque estaba buscando un libro frío,
meticuloso y en el que no hubiera ni pizca de historias de amor, pero la manera
en la que Lindsay narra, siempre en primera persona, los pensamientos más
oscuros de un hombre aparentemente corriente que oculta al mundo su terrible
realidad, su oscuro pasajero.
Dexter Morgan es, aparentemente, un hombre totalmente
normal. Es atractivo y encantador, vive en una ciudad que le gusta, tiene una
relación con una mujer agradable, es un apoyo para su hermana Deb, tiene un
trabajo que le apasiona como forense para la policía, un piso cómodo y moderno
y unos modales y saber estar que parecen envidiables. Es, a fin de cuentas, el
perfecto caballero. Sin embargo, dentro de él hay algo perturbador, algo que le
hace estar seguro de que, realmente, no es un ser humano. Con tendencias
psicopáticas y sociópatas, Dexter carece de sentimientos y no tiene ningún tipo
de percepción de la realidad ajena. Por si fuera poco, necesita liberar de vez
en cuando a su oscuro pasajero, una fuerza incipiente que arde en su interior y
le empuja a cometer los más oscuros crímenes, con los que disfruta enormemente.
Sin embargo, Dexter no es un loco y no comete sus asesinatos al azar. Desde
pequeño fue consciente de su situación y adoctrinado por su padre, un policía
retirado, puso su inteligencia y su capacidad para matar al servicio de la
sociedad: se encarga de eliminar a los delincuentes y asesinos más despiadados.
Desde pedófilos hasta violadores, nuestro protagonista sacia su sed de sangre
encargándose de eliminar a lo peor de la ciudad en la que vive.
Foto promocional de la serie Dexter, basada en los libros de Lindsay |
No se si ha sido porque últimamente tengo muchas ganas
de leer novelas policiacas y tramas de intriga y sangre, porque los relatos en
primera persona me llenan mucho o porque Dexter me ha recordado terriblemente a
un Alex (de la Naranja Mecánica) adulto, más racional y algo menos salvaje. El
caso es que he devorado este libro a toda velocidad y he terminado con ganas de
más.
Una historia rápida, adictiva y original, un recorrido
por el lado más oscuro de un sociópata dispuesto a hacer del mundo un lugar
mejor a su oscura, Lindsay ha logrado recrear a un justiciero despiadado, poderoso, un asesino al que no
nos importaría tener de vecino. Siempre y cuando no tuviéramos nada que
ocultar, claro.
Si bien Dexter es el único personaje que
verdaderamente merece la pena por sus peculiaridades, se puede omitir la a
veces excesiva torpeza del resto de los equipos policiales, porque lo que te acaba
interesando es saber cuál va a ser el próximo movimiento. Y es que, a la larga,
te olvidas de los crímenes, de la sangre y de lo que todo ello representa; la
lectura se vuelve una intensa partida de ajedrez en la que no sabes quién
conviene que gane.
Muy recomendable para los fans de series policíacas y
de misterio con un toque algo más informal, tipo Mentes Criminales o Castle, y
lectores aficionados a la literatura rápida e intensa, las dobles vidas y la
sangre. O la ausencia de ella.
Lucía Semedo (@luciasimonelle)
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